En cierto momento del trayecto, llegando a una curva especialmente
pronunciada, nos encontramos un camión gigantesco lleno de fruta, con
todo el cargamento volcado sobre la carretera. En el regreso de las
Salinas, algunas horas más tarde, el camión seguía ahí, y tres hombres
bastante trabajadores estaban tratando de reubicar toda la fruta en otro
camión que se había acercado. En definitiva, un quilombo total.
Las Salinas Grandes son 500km² de salar,
en una zona muy árida y muy seca. En la estación de lluvias se cubre de
algunos centímetros de agua que hacen un efecto espejo con el cielo
bastante curioso. También hay unas piscinas artificiales, de donde se va
extrayendo la sal; cuando éstas se llenan de agua, el color es de un
azul turquesa precioso. No pudimos resistirnos a meter los pies y las
manos; el agua está tan ionizada que parece aceite en lugar de agua.
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